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Me quedé sola y sin dinero
El 26 de noviembre del 2021 estaba sentada en el asiento del piloto de mi coche, en una calle de Madrid, apoyando la cabeza entre mis manos y sintiendo que el mundo se me estaba cayendo encima.
Un año y medio antes había tomado la decisión de dejar un ‘buen trabajo’ para empezar un proyecto personal que me proporcionaría más libertad de tiempo y dinero.
Pero la realidad era que había pasado de ganar 2.500 euros al mes a ingresar menos de 300 trabajando más horas que nunca :)
Además, estaba inmersa en una relación de pareja muy complicada y la relación con mi entorno se había roto.
Siempre había tenido un círculo muy unido pero, por primera vez en mi vida, me sentí tan dolida que llegué a irme de mi ciudad para alejarme de ellos.
Meses después me había gastado todos los ahorros y mi cuenta corriente ya no superaba las 3 cifras desde hacía mucho tiempo.
¿Sabes lo que se siente cuando vas al supermercado con la calculadora para no pasar vergüenza en caja al ver en pantalla TARJETA DENEGADA?
Yo sí. Y no es nada agradable.
En un momento dado mi perro comenzó a cojear.
Siempre le había encantado correr como un loco, así que pensé que se le pasaría en un par de días (como había sucedido en ocasiones anteriores).
Pero esta vez era diferente.
Pasaban las semanas y esa cojera no desaparecía.
Además, por primera vez, yo no tenía dinero para llevarle al veterinario y pagar las pruebas necesarias.
Y peor aún, por primera vez, no tenía a mi lado a nadie a quién pedírselo prestado.
Así que, con todo el dolor de mi corazón, pasé varias semanas viéndole caminar sin apoyar una de las patas traseras.
Cuando tuve algo de dinero ahorrado le llevé y le hicieron varios exámenes.
Resulta que se había roto el menisco completamente y requería una operación (nada económica) para colocarle una prótesis, sino no volvería a apoyar esa pata.
No tenía ni la más remota idea de cómo iba a llegar a final de mes pero decidí ir adelante con la intervención y pagarla a plazos.
Nos dieron cita urgente para la siguiente semana pero, casualmente, esos días mi ex pareja tuvo una crisis muy fuerte por la que prácticamente le obligué a ir al médico porque la situación era insostenible.
Curiosamente, le programaron la visita para el mismo día de la operación de mi perro.
Y finalmente llegó el día 26.
Salí de mi cama haciendo un gran esfuerzo (por el frío que hacía y por el desánimo vital que arrastraba).
Me tomé un café. Me vestí. Salimos de casa. Dejé a mi ex en el hospital y me fui con Chuli al veterinario.
Nada más llegar le sedaron y me dijeron que me llamarían en 3 horas para ir a recogerle, pero finalmente fueron más de cuatro.
Cuatro horas en las que me vi sola, deambulando por unas calles que ni siquiera conocía y teniendo la sensación de estar viviendo una vida que no era la mía.
Por fin recibo la llamada:
-La operación ha ido bien. Ya puedes venir a recojerle.
Así que volví al veterinario y allí fue cuando me rompí.
La operación había ido bien, pero me impactó mucho ver a mi perro en ese estado.
Le habían rapado medio cuerpo. Me impresionó el tamaño de la herida. Era muy grande.
Además, seguía medio sedado y no era capaz de caminar por sí mismo sin caerse, cosa que era bastante peligrosa en ese momento.
Pero la gota que colmó el vaso fue cuando fui a pagar y el datáfono marcó TARJETA DENEGADA.
Mi tarjeta no era apta para el pago en cuotas.
Tenía que pagar los casi 2.000 euros de golpe y ahí me desmoroné.
Creo que mi cerebro colapsó y dijo basta.
No tenía ni idea de qué hacer.
Mi perro no se sostenía en pie.
Intentaba mantenerle cargado mientras hablaba con la veterinaria para resolver el asunto del pago, pero pesa 18 Kg y, evidentemente, no podía sostenerlo tanto tiempo en brazos.
Sentía que no tenía fuerzas.
Así que les pedí que, por favor, me dejaran llevarle al coche.
Le coloqué en el asiento del copiloto y me senté a su lado.
Sentí que el mundo se me estaba cayendo encima.
El que era mi pareja estaba atravesando una depresión, mi perro estaba recién operado, una operación que no sabía cómo pagar, estaba arruinada, cansada, y nadie tenía ni idea de lo que estaba viviendo.
Lo único que pude hacer en ese momento fue llamar a mi madre.
Y no pude contenerme.
Le dije que no lloraba por la operación, que me estaban pasando cosas que no le había contado.
Y estando dentro del coche, en una calle desconocida, con mi perro en el asiento del copiloto y mi madre al teléfono, me volví a sentir en casa.
La verdad es que aquel día no terminó con soluciones mágicas ni grandes revelaciones. Salí de ese coche triste y confundida y mi vida siguió más o menos igual.
Pero hablar con mi madre y dejar de fingir que todo estaba bien me ayudó a entender que, aunque no sabía cómo seguir adelante, no tenía que hacerlo sola.
Las siguientes semanas fueron complicadas.
Y las siguientes y las siguientes y las siguientes también.
Pero a día de hoy, tres años después, estoy viviendo uno de los momentos más felices de mi vida y eso no habría sido posible si no hubiera descubierto por mí misma qué es lo que quiero y qué es lo que no.
Porque descubrir con tu propia experiencia qué consecuencias tiene descuidar lo que es importante para ti, dejar de quererte o priorizar a otros sobre tus propias necesidades, te ayuda a tomar decisiones más acertadas en el futuro.
Y descubrir, además, que silenciar tu situación es la mejor forma para empeorarla te puede ayudar a comprender que expresarte con honestidad es un gran acto de amor propio que también permite a otros tener la oportunidad de ayudarte así como tú les ayudas a ellos.
TIEMPO PARA TI
Establece 15 minutos de reunión contigo. Ponte música relajante y escribe con la absoluta tranquilidad de que nadie más que tú va a leer esas palabras.
¿Qué situaciones dolorosas estás atrevsando en silencio?
¿Cómo te sentirías si pudieras compartir lo que estás viviendo?
¿Qué le dirías a alguien muy querido que estuviera pasando por tu misma situación?
¿Qué te dices sobre ti al estar atravesando este proceso?
¿Cuáles serían las mejores decisiones para cuidar tu bienestar y tu salud mental?
AVISOS IMPORTANTES
En las próximas semanas iniciaremos un espacio de acompañamiento grupal en el que trabajaremos en tu amor propio, relaciones, creencias, autocuidado y muchas cosas más.
Las plazas serán limitadas, así que si te interesa recibir toda la info acerca de estas sesiones contacta conmigo a través de este botón:
Como siempre, muchas gracias por estar aquí.
Y recuerda que…