No soporto a mi compañera de trabajo

¿Qué hacer cuando alguien no nos cae bien?

‘No soporto a mi compañera de trabajo. Quiere ser el centro de atención, no asume responsabilidades, hace la pelota a los jefes, no la veo real’.

Esto fue lo que me dijo la persona que me hizo la consulta.

¿Qué podemos hacer cuando hay alguien que no nos cae bien pero no podemos hacer nada para separarnos de ella?

Qué gran pregunta.

Es inevitable que haya personas con las que no vamos a congeniar y es inútil esperar que no sea así, pero para mí hay un factor clave que es proteger mi tiempo y mi energía.

¿Cómo?

  • Evaluando lo que tiene que ver conmigo y lo que no.

  • Priorizando el bienestar y la armonía, en este caso, en el lugar de trabajo

Cuando alguien no nos cae bien, es fácil estar pendientes de cómo se comporta e interactúa esta persona con terceros. No nos damos cuenta y estamos prestando atención a cómo habla con otras personas que ni siquiera somos nosotros.

Con el objetivo de proteger tu bienestar al máximo, pregúntate:

¿Qué cosas que hace esta persona tienen que ver conmigo y no me gustan?

¿Qué cosas puedo ignorar por completo y decidir conscientemente no me afecten?

Respecto a las cosas que tienen que ver contigo, plantéate qué está en tu mano para mejorar la situación.

Ahora bien, para no alimentar la bola de nieve, es importante que los límites que vayan a establecerse se comuniquen correctamente.

Y eso implica saber comunicar con mucho respeto tus necesidades.

No hay que olvidar que el objetivo de estas conversaciones no es alimentar el fuego sino llegar a buen puerto para que el tiempo que se pasa en la oficina sea lo más agradable posible.

No es lo mismo decir: ‘Oye, deja de hablarme así’

Que: ‘Susana, ¿podemos hablar un segundo en privado?. Llevo unos días queriendo hablar contigo porque quería hacerte saber que me estoy sintiendo un poco incómoda con la forma en que te diriges a mí. Me gustaría pedirte que…’

Recuerda siempre que, si quieres velar por el bienestar, tu objetivo es lograr armonía, no ganar una batalla.

Evidentemente, esta respuesta es genérica, ya que cada caso debería analizarse minuciosamente para ver qué situaciones en concreto son las que se están viviendo y determinar si la forma de comunicación debe ser más directa.

Otro muy buen ejercicio es ponerte en el lugar de la otra persona.

¿Qué debe haber vivido para comportarse así?

Si siempre quiere ser el centro de atención, ¿por qué debe ser? ¿qué le debe haber pasado?

No hace falta que tengas las respuestas a estas preguntas. El simple hecho de planteártelas y comprender que algo debe haber pasado ahí detrás para desencadenar este comportamiento, ya minimiza el resentimiento.

Por otro lado, en algunas ocasiones, las personas que despiertan incomodidad por sus comportamientos y actitudes, pueden ser personas que INCONSCIENTEMENTE suponen una amenaza.

En el trabajo, puede ser una persona que tengas miedo de que te ‘eclipse’. Puede ser que ‘caiga mejor’ a otros compañeros y eso despierte ciertas inseguridades o celos de algún tipo, puede despertarse algún miedo a que los jefes la tengan a ella en mayor consideración…

Por eso, es importante detectar ¿qué nos provoca esta persona y por qué?

Analizarlo y tener clara esta respuesta, te permitirá trabajar en ello. En tu seguridad y confianza o quizás darte cuenta de que tu propio ‘miedo’ era absurdo.

Por último (y como filosofía de vida muy personal), hay situaciones en las que es ser más pasota es una decisión brillante :)

¡Te envío un fuerte abrazo!