- Marta Micolau
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Productividad y Bienestar
sentirnos productivos nos hace sentir bien pero...
Estamos de acuerdo en que Productividad y Bienestar son dos palabras que están muy de moda en este momento, pero…
¿cómo se relacionan realmente estos dos conceptos entre sí? ¿Es el bienestar el que aumenta la productividad? ¿O es más bien la productividad la que condiciona tu bienestar?
Vamos a verlo.
Cada vez más personas buscamos ser productivos y a la vez cuidar nuestro bienestar porque ya hemos pagado el precio de descuidar nuestra salud física o mental en pro de nuestros objetivos profesionales. Ahora somos conscientes de que alcanzar niveles de sobre-productividad a costa de la salud es un trato en el que siempre salimos perdiendo.
Ahora bien, es innegable que sentirnos productivos nos hace sentir bien. La cuestión es cuál es tu perspectiva hacia la productividad:
¿quieres hacer más cosas productivas para tener más tiempo para hacer más acciones productivas? o ¿Quieres ser más productivo para disfrutar de más tiempo para dedicar a otras cosas (hobbies, relaciones…) mientras cumples tus metas?
Sabemos que nuestro nivel de productividad tiene un impacto en nuestra sensación de bienestar, pero pocas veces nos paramos a reflexionar sobre el impacto que tu bienestar tiene sobre tu productividad.
La relación Bienestar - Productividad es bidireccional e interdependiente
y es importante tener esto en cuenta para que, cuando organices tu agenda, no olvides añadir acciones que aumenten tu bienestar.
Te comparto tres estrategias que te ayudarán a gestionar mejor tus niveles de bienestar y productividad.
Desenfoca y enfoca de nuevo
Si en algún momento sientes que tu tiempo no está siendo tan productivo como te gustaría, probablemente te estés enfocando en mejorar tu organización, cambiar rutinas o directamente en castigarte por no haber hecho todo lo que deberías, pero no estás prestando atención a la otra variable de la ecuación… tu bienestar.
Ante un período de baja productividad, pregúntate:
¿Cómo me siento? ¿Cómo estoy?
(Y no nos vale como respuesta el típico ‘bien’ que nos sale por la boca por defecto).
Toma consciencia de cuál es el momento vital que estás atravesando y sé comprensivo contigo. Si estás transitando un momento emocional complicado o estás más cansado o estresado de lo habitual, ¿crees que exigirte más resultados y castigarte por no lograrlos es la mejor opción?
Obviamente, los dos sabemos la respuesta, el problema es que quizás no te habías planteado la pregunta.
Si estás viviendo un momento de inestabilidad, dedica gran parte de tu energía a atenderte emocionalmente. A comprenderte, a acompañarte, a trabajar en tus heridas, en tus creencias, en tus miedos y en tus hábitos.
Te dejo por aquí el acceso al curso que llevo meses creando con el único propósito de que puedas trabajarte y atenderte con máxima atención.
Es un curso grabado, dividido en cuatro módulos, en el que aprenderás a detectar y sanar tus heridas, aprenderás a perdonarte, a incorporar hábitos saludables para crear tu mejor versión de forma intencional, trabajarás en establecer límites y comunicar correctamente tus necesidades y descubrirás por qué tienes miedo y cómo puedes transitar esos temores de la mejor forma.
Dales un lugar prioritario a tus actividades sanadoras
Existen actividades que, por muy simples que sean, nos recargan la batería de forma prácticamente asegurada.
Por ejemplo, tomarse un día de desconexión digital, leer un buen libro, una conversación sincera, bailar y cantar, pasear, conectar con la naturaleza, escribir tu journal, hacer el deporte que más disfrutes, comer algo rico, dibujar, meditar, salir con alguien a tomar un café, o tomar un café a solas contigo…
La pregunta es… Sabiendo que estas actividades aumentan tu bienestar ¿tienen algún tipo de lugar en tu agenda? ¿Revisas con la misma severidad su realización como lo haces con tus ‘tareas productivas’?
Nos han enseñado que solo las obligaciones se agendan pero, ¿a caso no es una obligación sentirte bien?Encuentra un tiempo esta semana para hacer una lluvia de ideas de todas tus actividades sanadoras y dales un lugar en tu agenda. Define día y hora y cúmplelo así como cumplirías estrictamente con la entrega de un proyecto importante.
Estructura tus tareas por bloques
Clasifica tus actividades rutinarias o laborales en cuatro bloques:
creatividad, organización, ejecución y revisión
Por ejemplo:
Creatividad: Ideas de contenido, Temas de los módulos del curso, Ideas y redacción de Newsletter, redacción de guiones…
Organización: Fechas de publicación, Fechas de grabación y edición, Fechas de lanzamiento…
Ejecución: Grabación, edición, sesiones 1:1, Masterclass…
Revisión: Revisar resultados de ventas, revisar estadísticas de contenidos…
Una vez divididas, reflexiona sobre en qué momentos consideras que tu creatividad es mayor o qué actividades la aumentan.
Determina también cuál es el momento de la semana en el que más te apetece organizarte, ¿quizás domingo por la tarde con una taza de té? ¿Quizás miércoles a media semana mientras escuchas música relajante?
Ahora piensa, cuándo es el mejor momento para ejecutar, ¿cuándo enfocarás tu energía para desarrollar y crear eficientemente? Sabiendo que la ejecución es uno de los bloques que más energía requiere, prepárate para ello. ¿Qué actividades puedes realizar previamente para elevar tu energía y poder enfocarte al máximo? ¿Y cuáles puedes hacer al terminar para volver a equilibrarte?
Y, por último, ¿en qué momento de la semana o del mes te dedicarás a revisar revisar resultados?
En lugar de trabajar acciones concretas, trabaja por bloques.
Espero que esta información te haya sido útil. Sobre todo recuerda que:
Conocerte, organizarte y tratarte bien es la clave.
¡Un abrazo!