- Marta Micolau
- Posts
- Siempre me rindo en el camino
Siempre me rindo en el camino
Esta ‘tontería’ condiciona toda tu vida
¿Cuántas veces te has propuesto hacer algo de forma constante y finalmente has terminado tirando la toalla? Comenzar a leer, salir a correr, meditar, ir al gimnasio, construir un negocio…
Es importante que sepas que:
La intermitencia tiene mucho que ver con la sensación de sobre-esfuerzo.
Tirar la toalla y rendirse es un gran destructor de autoestima que marca grandes precedentes.
Soltar una relación tóxica, abandonar un proyecto porque ya no te hace feliz o cambiar cualquier decisión por voluntad propia no es tirar la toalla, es una decisión saludable.
El tema es que para bien y para mal vivimos en una sociedad que te alienta a dar siempre tu 100%.
‘Esfuérzate al máximo para conseguir los resultados que deseas’ es uno de los lemas principales de la actualidad.
Y no me malinterpretes. Estoy súper de acuerdo en que hay que esforzarse para conseguir cosas, pero este mensaje tiene una cara B.
¿Te imaginas a un atleta de 100 metros lisos exigiéndose correr con la misma explosividad una carrera de 100 Kilómetros? Probablemente no llegaría vivo.
Yo no soy atleta ni mucho menos, pero quiero compartirte mi humilde experiencia en el deporte. Dos de las actividades físicas que he practicado con mayor frecuencia en mi vida han sido spinning y el fitness.
En ambas he vivido períodos de intermitencia. Durante meses me mantenía constante y después… chao.
Analizándolo con objetividad, he llegado a la siguiente conclusión: mi exigencia de ir a darlo todo en cada entrenamiento, provocaba que muchos días sintiera demasiada pereza antes de ir.
Sabía que iba a hacer un gran esfuerzo y para el cuerpo y la mente anticiparse para eso no es algo agradable.
Había días en que mi disciplina era suficiente como para terminar yendo, pero otros muchos mi agotamiento podía conmigo.
El abandono recurrente de ese hábito y el de algún otro, me llevó a construir una creencia tan destructora como es la de: Siempre lo dejo todo a medias o no soy capaz de terminar lo que empiezo.
Y esta ‘tontería’ condiciona toda tu vida.
Actualmente estoy atravesando uno de los períodos en los que más disfruto de mi actividad física. He reducido mucho esa resistencia previa y… ¿sabes cuál considero que es la razón principal por la que ahora puedo ser mucho más constante?
No voy a entrenar con la exigencia de ir a morir.
Obviamente hay días en los que lo doy todo, pero no es una premisa fundamental. Hago caso a mi cuerpo, fluyo y disfruto mucho más en cada sesión.
Lo mismo sucede en otras áreas. He vivido exactamente lo mismo en el mundo del emprendimiento y conozco decenas de personas con la misma sensación. Jornadas exhaustivas, poco tiempo para comer, para desconectar, incluso para hacer deporte, que te llevan inevitablemente al burn out sin darte cuenta de en qué momento llegaste a ese extremo de autoexigencia tóxica.
Estoy segura que existen áreas de tu vida, proyectos u objetivos que en algún momento has abandonado y te da miedo retomar por si vuelves a fallarte.
Ahora bien, reflexiona sobre si una de las variables que te llevó a tirar la toalla fue exigirte tanto que agotaste por completo tu propia energía.
Quemaste la pila.
Recuerda que la variable más importante para el éxito en cualquier ámbito es la constancia.
Mantenerse es la clave para lograr lo que quieres. Ahora bien, evalúa si tu autoexigencia tóxica y desorbitada te está haciendo pensar que ‘siempre puedes hacer más’, que tu esfuerzo nunca es suficiente.
Te regalo un ejercicio de reflexión que yo misma hago de vez en cuando. Te llevará máximo 10 minutos y te ayudará a darle otra perspectiva a todas esas cosas que desearías lograr pero te resulta complicado no tirar la toalla en el camino.
Resérvate un ratito a solas contigo para poder realizarlo.
Coge papel y boli. Si te ayuda a relajarte, ponte algo de música que te invite a la concentración y a la reflexión.
Ahora respóndete con honestidad las siguientes preguntas:
¿Qué logros te gustaría obtener a futuro que quizás ya has intentado otras veces pero he terminado abandonando por el camino?
Del 0 al 10, ¿cuánto de feliz te haría conseguirlo?
Del 0 al 10, ¿qué nivel de esfuerzo supone para ti el proceso y las acciones necesarias para alcanzar ese logro?
¿Qué es concretamente lo que más te cuesta y te hace abandonar?
¿Qué podrías hacer diferente esta vez para que la sensación de esfuerzo disminuya y te permita mantener un ritmo constante?
Y, la más importante…
¿Cuándo empiezas?
¡Te envío un fuerte abrazo!
Hasta la próxima :)