Tu problema NO son las hormonas

Uno de mis principales miedos antes de quedarme embarazada era desequilibrarme emocional y psicológicamente y no tener control sobre ello.

Había escuchado y leído mucho sobre el impacto de las hormonas en el cuerpo y pensaba que en cualquier momento estos cambios podían inundarme por completo y dejarme sin control sobre mí misma.

Es cierto que el primer trimestre fue complicado, pero estos últimos meses he estado prestando bastante atención a este tema y he sacado algunas conclusiones que quiero compartir contigo.

Muchas chicas a las que acompaño en sesiones individuales me comparten que los días previos a la menstruación suelen sentirse más sensibles, vulnerables o irascibles. Y son estas sensaciones las que provocan que ‘odiemos tener la regla’, porque nuestro carácter se vuelve un poco más ‘desagradable’ y no nos soportamos ni nosotras mismas.

Sin embargo, pensar así es precisamente lo que acentúa estas sensaciones y provoca que cada mes sea como una bola de nieve cada vez más grande y más incontrolable.

Además, te estás perdiendo la grandísima oportunidad de aprender a cuidarte y escucharte.

 Entonces, ¿cómo puedes utilizar estos cambios hormonales a tu favor?

Conectando con ellos y con lo que te hacen sentir.

Escuchándote.

Sé que puede parecer complicado, pero te aseguro que no lo es.

Normalmente, estos picos hormonales acentúan sensaciones que conviven con nosotras a diario pero ‘en estado latente’ y suelen representar miedos, cosas que nos molestan o nos entristecen, inseguridades o anhelos que realmente existen en nosotras pero a los que no prestamos demasiada atención en el día a día.

De forma que estos cambios hormonales son ese subrallador amarillo con el que, una vez al mes, se nos destacta aquello a lo que no queremos prestar atención el resto de semanas porque consideramos poco importantes o porque nos da miedo afrontar.

Tus hormonas vienen a mostrarte la verdad, querida.

No es casualidad que a estas alturas de mi embarazo (casi 7 meses), me sienta tan en paz y sin cambios bruscos de humor.

Ni es casualidad que no fuera así durante el primer trimestre.

Los primeros meses tenía náuseas todo el día y eso, evidentemente, afecta al estado anímico. 

Pero además, tenía algunas preocupaciones que, debido a las hormonas, se acentuaron.

En ese momento estaba viviendo en Perú. Quería que mi hija naciera en España pero… ¿dónde íbamos a vivir? ¿Teníamos que comprar un piso en tiempo récord? ¿O alquilar algo más grande? ¿Hacer una reforma integral del piso en el que vivía antes? ¿Cómo íbamos a gestionar los papeles de mi pareja? ¿Volveríamos a estar meses sin vernos y pasar medio embarazo sola? ¿Verdaderamente quería volver a España? Si seguía sintiéndome tan mal, ¿tendría que dejar de trabajar tan pronto?…

Si te fijas, mi malestar no era ‘por las hormonas’. 

Bueno, las náuseas sí.

Pero la ansiedad y preocupación que sentía eran la consecuencia de varias inquietudes reales que tenía en ese momento.

Cuando todos esos temas se resovieron, volví a sentirme en paz.

Ahora bien, ¿qué hubiera pasado si yo no estuviera bien con mi pareja? ¿Si no me sintiera cuidada o escuchada por él? ¿O si me sintiera frustrada con mi vida profesional? ¿O si estuviera atravesando una crisis económica? ¿O si mi relación con mi familia o amigos no pasara por su mejor momento?

Exacto.

Culparía a las hormonas de mi mal humor o mi tristeza cuando, en realidad, simplemente estarían resaltando temas que verdaderamente me angustian.

A partir de este momento, te invito a que cada vez que sientas que esas hormonas te invaden, en lugar de castigarles y hablar mal de ellas, cojas papel y boli y te dediques unos minutos a escribir qué es lo que estás sintiendo y cuáles son las causas.

¿Qué te molesta? 

¿Qué te entristece? 

¿Qué necesitas? 

¿Qué no te atreves a expresar? 

¿Qué te asusta?

Y, a continuación, tomes la decisión de atender todas y cada una de esas necesidades.

Porque así es como te conviertes en tu mejor aliada.

En tu mejor amiga.

Y así es como comienzas a poner en orden parcelas de tu vida que hasta ahora habías estado ignorando, porque nunca es tarde para aprender a hacer las cosas de otro modo.

Espero que este correo te ayude a tomar la decisión de mejorar la relación contigo misma porque esa, sin ninguna duda, es la relación más importante de todas.

¡Te envío un súper abrazo!

Feliz domingo